
Mezclando los sonidos clásicos del piano, el violoncelo, bajo, flautas exóticas, texturas producidas con los sintetizadores, percusiones, los majestuosos tambores Taos, todo ello dan lugar a un trabajo sublime, lleno de belleza, lleno de evocación a bellos paisajes, a lugares vírgenes, a templos en los cuales sus serenidad hacen que nuestra alma sea libre...
Los templos pueden ser terrenales o divinos, la música de David Lanz nos transporta a ellos para escuchar su sonido, para elevar nuestro espíritu y para sentir que están vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario