Rodeados de un escenario minimalista Alasdair y Natalie nos proporcionaron un concierto sorprendente en cuanto a la intensidad musical obtenida con sólo dos instrumentos de cuerda, dando la impresion que en el escenario había algún duendecillo escondido tocando otros instrumentos. Alternaron piezas extremadamente serenas que invitaban a la relajacion haciendonos imaginar paisajes escoceses de grandes bosques de arboles frondosos con piezas de un ritmo muy festivo que invitaban a la fiesta en las cuales el publico acompañaba con palmas y gritos de alegría como si de una boda celta sde tratara, llegando al culmen final con el canto del himno escoces con todo el respetable en pie aplaudiendo. La compenetracion de los musicos con el publico fue intensa, pese a que Alasdair se expresaba en ingles, logrando incluso la colaboracion de todos a una composicion coreografico-comica que nos hizo disfrutar de nuestro propio ridiculo.Un recital fresco, participativo, con gran calidad sonora y muy, muy agradable con unos musicos cercanos que daban la sensacion de ser de casa,que lograron en todo momento trasmitir sus ganas de tocar y su arte.
©Alfredo Nicolás Pérez, colaborador de A Última Fronteira
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